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miércoles, 20 de octubre de 2021

Catecismo de la Iglesia Católica



 

905 Los laicos cumplen también su misión profética evangelizando, con "el anuncio de Cristo comunicado con el testimonio de la vida y de la palabra". En los laicos, "esta evangelización [...] adquiere una nota específica y una eficacia particular por el hecho de que se realiza en las condiciones generales de nuestro mundo" (LG 35):

«Este apostolado no consiste sólo en el testimonio de vida; el verdadero apostolado busca ocasiones para anunciar a Cristo con su palabra, tanto a los no creyentes [...] como a los fieles» (AA 6; cf. AG 15).

jueves, 6 de mayo de 2021

Catecismo de la Iglesia Católica


 

CAPÍTULO TERCERO

CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

ARTÍCULO 8
“CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

IV El Espíritu de Cristo en la plenitud de los tiempos

Juan, Precursor, Profeta y Bautista

719 Juan es "más que un profeta" (Lc 7, 26). En él, el Espíritu Santo consuma el "hablar por los profetas". Juan termina el ciclo de los profetas inaugurado por Elías (cf. Mt 11, 13-14). Anuncia la inminencia de la consolación de Israel, es la "voz" del Consolador que llega (Jn 1, 23; cf. Is 40, 1-3). Como lo hará el Espíritu de Verdad, "vino como testigo para dar testimonio de la luz" (Jn 1, 7; cf. Jn 15, 26; 5, 33). Con respecto a Juan, el Espíritu colma así las "indagaciones de los profetas" y la ansiedad de los ángeles (1 P 1, 10-12): "Aquél sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo lo he visto y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios [...] He ahí el Cordero de Dios" (Jn 1, 33-36).

martes, 4 de mayo de 2021

Catecismo de la Iglesia Católica


 

CAPÍTULO TERCERO

CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

ARTÍCULO 8
“CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

IV El Espíritu de Cristo en la plenitud de los tiempos

Juan, Precursor, Profeta y Bautista

717 "Hubo un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. (Jn 1, 6). Juan fue "lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre" (Lc 1, 15. 41) por obra del mismo Cristo que la Virgen María acababa de concebir del Espíritu Santo. La "Visitación" de María a Isabel se convirtió así en "visita de Dios a su pueblo" (Lc 1, 68).

lunes, 19 de abril de 2021

Catecismo de la Iglesia Católica


 

CAPÍTULO TERCERO
CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

ARTÍCULO 8
“CREO EN EL ESPÍRITU SANTO

III. El Espíritu y la Palabra de Dios en el tiempo de las promesas

702 Desde el comienzo y hasta "la plenitud de los tiempos" (Ga 4, 4), la Misión conjunta del Verbo y del Espíritu del Padre permanece oculta pero activa. El Espíritu de Dios preparaba entonces el tiempo del Mesías, y ambos, sin estar todavía plenamente revelados, ya han sido prometidos a fin de ser esperados y aceptados cuando se manifiesten. Por eso, cuando la Iglesia lee el Antiguo Testamento (cf. 2 Co 3, 14), investiga en él (cf. Jn 5, 39-46) lo que el Espíritu, "que habló por los profetas" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150), quiere decirnos acerca de Cristo.

Por "profetas", la fe de la Iglesia entiende aquí a todos los que fueron inspirados por el Espíritu Santo en el vivo anuncio y en la redacción de los Libros Santos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. La tradición judía distingue la Ley [los cinco primeros libros o Pentateuco], los Profetas [que nosotros llamamos los libros históricos y proféticos] y los Escritos [sobre todo sapienciales, en particular los Salmos] (cf. Lc 24, 44).

sábado, 19 de diciembre de 2020

Catecismo de la Iglesia Católica

Párrafo 3

LOS MISTERIOS DE LA VIDA DE CRISTO

III. Los misterios de la vida pública de Jesús

La subida de Jesús a Jerusalén

558 Jesús recuerda el martirio de los profetas que habían sido muertos en Jerusalén (cf. Mt 23, 37a). Sin embargo, persiste en llamar a Jerusalén a reunirse en torno a él: "¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas y no habéis querido!" (Mt 23, 37b). Cuando está a la vista de Jerusalén, llora sobre ella (cf. Lc 19, 41) y expresa una vez más el deseo de su corazón:" "¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! pero ahora está oculto a tus ojos" (Lc 19, 41-42).